Los virus son parásitos que consisten de una molécula de ácido nucleico cubierta por una cápsula de proteínas denominada cápside; en algunos casos, contienen una bicapa lipídica y una cubierta de glicoproteínas. Dado que muchos virus poseen únicamente unos cuantos genes, para su proliferación, se apoderan de la maquinaria genética de las células que parasitan a través de la inyección de su material genético, es decir, carecen de metabolismo, de ahí que se considere a los virus como no vivos o entre la frontera entre lo vivo y lo no vivo. De la misma forma, debe ser claro que los antibióticos no tienen efecto sobre los virus, aunque algunas vacunas específicas pueden inhibir su infección.
El genoma viral es muy pequeño, lo que limita el número de proteínas que puede codificar. Para resolver este problema, la cápside está formada de uno o muy pocos tipos de proteínas, que a menudo se arreglan de manera simétrica. Existen desde ese punto de vista, dos tipos de virus:
Virus helicoidales, en donde las proteínas de la cápside se arreglan en forma de cilindros, como en el virus del mosaico del tabaco:
Figura: representación del virus del tabaco
El virus del mosaico del tabaco (TMV) es uno de los mejor estudiados; esta partícula viral tiene aproximadamente 300 Å de longitud y 180 Å de diámetro. La cubierta consiste de aproximadamente 2,130 copias idénticas de una proteína de 158 residuos de aminoácidos. El genoma viral del TMV consiste de aproximadamente 6,400 ribonucleótidos. Este virus fue el primero que se caracterizó.
Virus esféricos, en los cuales las proteínas de la cubierta se arreglan formando poliedros, como en los adenovirus:
Figura: representación de un adenovirus
Los virus esféricos poseen cápsides icosahédricas que requieren un mínimo de 60 subunidades de la misma proteína. Este arreglo simétrico favorece la presencia de caras triangulares como puede observarse en la figura.
Otra manera de clasificar a los virus es de acuerdo al tipo de material genético que poseen, de ahí que en esta categoría únicamente existen dos tipos: los virus de ADN como los bacteriofagos que parasitan específicamente a bacterias; los adenovirus (que causan catarros y la enfermedad de ojos rosados); los papilomavirus que causan verrugas. La otra categoría esta formada por los virus de ARN o retrovirus como el de la influenza, la hepatitis, el mosaico del tabaco y el sida.
Figura: representación del VIH.
Una vez que el material genético de los virus ha ingresado al interior celular, pueden seguir dos caminos,
entrar al ciclo lítico o bien al lisogénico:
No todos los virus ocasionan inmediatamente la muerte de la célula infectada, algunos, como los que invaden las células animales, convierten a estas últimas en fábricas perpetuas de virus, de tal manera que la membrana celular no se rompe a la salida de los virus sino que únicamente tiene poros.
Los virus de ARN se replican de otra manera.
Los retrovirus poseen dentro de su cápside ARN de una sola hebra y una enzima denominada reversotranscriptasa o transcriptasa reversa. Una vez que el genoma viral ha sido introducido en la célula, la reversotranscriptasa construye ADN a partir del molde original de ARN; este nuevo ADN es incorporado al cromosoma celular. En ese momento se lleva a cabo la transcripción, generando las moléculas de ARN virales, la transcriptasa reversa y las proteínas de la cápside.
Enfermedades virales.
Los virus causan una gama de enfermedades en todos los organismos vivientes. Las enfermedades virales incluyen catarro o gripe, herpes, sarampión, variedades de viruela, hepatitis, sida y encefalitis.
Virus emergentes.
Los virus usualmente son muy específicos por sus hospederos e incluso del tipo celular en los organismos multicelulares que infectan. Actualmente se sugiere que algunos virus han cambiado de hospedero, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el del ébola,.